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Hace unos días, la OMS avaló el uso de la vacuna Sinovac, con la cual suman hasta ahora seis antígenos dentro de la lista de uso de emergencia: Pfizer, AstraZeneca, Janssen, Moderna y Sinopharm.
Las vacunas contra el COVID-19 Sputnik V y CanSinoBio no cuentan con la validación de Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso de emergencia.
Antes de incluir una de estas vacunas en la lista, la OMS evalúa su calidad, su toxicidad y su eficacia, así como los planes de gestión de riesgos y la viabilidad programática.
Como parte del proceso de inclusión, la empresa fabricante debe comprometerse a seguir brindando datos que conduzcan a la plena autorización y a la precalificación de la vacuna por la OMS.
El 27 de mayo, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) autorizó para uso de emergencia en mayores de 18 años la vacuna de Janssen, filial del laboratorio estadounidense Johnson & Johnson.
Esta es la séptima vacuna que se avala en México, luego de que el 6 de abril se aprobó la COVAXIN, de la farmacéutica india Bharat Biotech International Limited.
Hasta ahora, también se cuenta con las vacunas de Pfizer/BioNTech, de Estados Unidos; AstraZeneca y Oxford, de origen británico; Sputnik V, del Instituto Gamaleya de Rusia, y las chinas CanSino y Sinovac.
En México, la Cofepris es la entidad encargada de otorgar la licencia del uso de emergencia para las vacunas contra COVID-19.
La propia OMS señala que evalúa las vacunas para medir su calidad y eficacia y determinar si las incluye o no en el portafolio del mecanismo COVAX, pero cada gobierno y autoridad regulatoria «pueden aprobar el uso en un país de una vacuna contra la COVID-19 que no se haya incluido en la lista de la OMS para uso de emergencia».
Las autoridades federales mexicanas han insistido en que solamente se ha aprobado la utilización de sustancias consideradas de calidad.
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