La venta de vacunas falsas en México

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El mercado negro de vacunas contra el coronavirus ha emergido como un negocio lucrativo en México.
Productos falsificados o de contrabando con la etiqueta de los gigantes farmacéuticos mundiales se ofrecen en internet, redes sociales y clínicas homeopáticas en un rango de precios que va desde los 10 dólares hasta superar los 500 por dosis.

Las autoridades han emitido seis alertas sanitarias desde el inicio de la pandemia sobre el fraude de las vacunas pirata, y han pedido a la población que evite fármacos ilegales y de dudosa procedencia.

“Es un riesgo para la salud”, ha alertado este jueves la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), el ente regulador.

México cuenta con una amplia variedad de vacunas contra la covid-19.

El número de dosis adquiridas ronda los 250 millones con contratos para tener acceso a los antígenos de AstraZeneca, Pfizer, la rusa Sputnik V, los laboratorios chinos CanSino, Sinovac y Sinopharm, así como las que lleguen a través del mecanismo Covax (una iniciativa multilateral para garantizar el acceso a estos fármacos a países con menos recursos), sin embargo, no ha estado exento de los contratiempos y los problemas de suministro que han aquejado a otras partes del mundo, y la vacunación ha avanzado a un ritmo lento si se considera el tamaño de la población:

se han aplicado alrededor de 14 millones de dosis, pero el objetivo es inmunizar a más de 117 millones de habitantes.
Todas las marcas que se distribuyen en México han sufrido falsificaciones, e incluso algunas que nunca se han distribuido en el país.

Tras un análisis independiente, Pfizer detectó que al menos 80 personas recibieron dosis falsas en una clínica de la zona metropolitana de Monterrey, una de las principales ciudades industriales del país, que ofrecía paquetes de dos aplicaciones por más de 25.000 pesos (más de 1.000 dólares), de acuerdo con The Wall Street Journal.

El precio es 25 veces más alto que el costo reportado del antígeno. El local fue clausurado en febrero pasado y seis personas fueron detenidas.

La farmacéutica identificó etiquetas falsas en el caso mexicano y también encontró que en Polonia se comercializaban productos antiarrugas como vacunas suyas contra la covid.

Pfizer ya había denunciado desde principios de año que grupos criminales mexicanos habían usurpado su marca para ofrecer inyecciones falsas en una página de internet.

Tan solo entre enero y febrero, las seis alertas sanitarias de Cofepris advirtieron de versiones apócrifas de las vacunas de AstraZeneca, CanSino, Sinovac y Sinopharm, a pesar de que de esta última no ha llegado ningún embarque desde Asia.

Es el mismo caso de la estadounidense Moderna, que tiene una versión pirata en México pese a que el producto original no fue adquirido ni autorizado por el Gobierno.

En medio de un sistema descentralizado con múltiples canales de denuncia a nivel estatal y nacional, la Cofepris y la Fiscalía General de la República no tienen a mano una cifra que dé cuenta de la magnitud del problema. El país no ha cerrado la puerta a que empresas privadas puedan comercializar vacunas en los próximos meses, pero hasta ahora el Gobierno es el único proveedor oficial.

La promesa de una vacunación gratuita y universal se ha topado con el lucro de la ignorancia y la desesperación, en un negocio cada vez más rentable en el mercado ilegal alrededor del mundo.

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