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La salud en México atraviesa por uno de los peores escenarios, más allá del desabasto, los servicios médicos también elevan su precio con el ajuste de los medicamentos y su escasez.

La inflación médica en México se ubica en 14.9 por ciento al cierre del año, con lo que se posicionaría como uno de los países latinoamericanos con mayor aumento de precios.

Un ejemplo de ello son los medicamentos antiinflamatorios que han aumentado 7.14 por ciento de precio; los tratamientos para la diabetes, 6.77 por ciento y los antigripales, 6.57 por ciento, en comparación con 2024.

Estos incrementos resultan alarmantes dado el hecho de que, del gasto de bolsillo de los mexicanos, 52.7 por ciento se destina a la compra de medicamentos.

Datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) indican que el gasto de bolsillo en México en salud es de 49.4 por ciento, el más alto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

“La recomendación a nivel mundial por la OMS es que se gaste 6 por ciento del PIB en salud y nosotros estamos muy por debajo de esa meta”, aseveró Areli Olmos, directora Médica de Medical IMPACT, mientras que en 2024 el gasto funcional en salud en México representó apenas el 2.7 por ciento del PIB, de acuerdo con la SHCP.

Pese a las buenas intenciones de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, la realidad es que no estamos mejor que Dinamarca, y tampoco lo alcanzaremos en su sexenio.

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